C. ADULTERACIÓN DE LOS JARDINES

Los Jardines, mejor sin edificio, gracias.

¿Duplicación de la superficie actual o burda tergiversación?

Uno de los tópicos que la Fundación Botín y Renzo Piano (véase su introducción al catálogo de la exposición inaugurada el 23 de diciembre) han lanzado a los cuatro vientos es que con el soterramiento del tráfico se duplica la superficie actual de los Jardines de Pereda. Una simple aproximación al plano general de la propuesta permite poner en duda dicha afirmación. Pero basta una comprobación sobre el plano para demostrar su falsedad.

Porque la única superficie que realmente se gana es la correspondiente a la cubierta del vial que se soterra, esto es unos 2.260 m2, menos del 5% del total de 44.575 m2. Si se parte de 28.235 m2 actuales (Jardines de Pereda y plaza aAlfonso XIII) el incremento sería de poco menos del 58 %, con el inconveniente añadido del estrangulamiento del paseo del muelle (-460 m2) que impide integrar esa lengua estrecha como parte del parque. Véase el gráfico adjunto:

Propuesta de la Fundación Botín: 44.575 m2

Por contra, la solución más razonable (y barata) para el Frente Marítimo -que consistiría simplemente en completar la transformación del muelle de Albareda en una gran ampliación de los Jardines de Pereda- permite una superficie conjunta aún mayor, ya que ambos lados del vial de tráfico sumarían 48.080 m2, esto es, 3.505 m2 (casi un 8 % más):

Esquema de superficies de la propuesta más lógica y razonable: ampliar los Jardines sin edificación, sin soterramiento del tráfico ni estrangulamiento del paseo. Total: 48.080 m2 (+ 8 %).


¿Los Jardines de Pereda Botín?


Planta de la maqueta digital realizada por nuestro equipo: la ordenación general propuesta para la zona enfoca hacia el Centro Botín.
Si obviamos la escala y se entornan los ojos, la imagen superior podría leerse como los jardines de un palacete particular del siglo XIX que se sitúa al borde de un lago. ¿Se trata de una alucinación?

En todo caso, los futuros Jardines de Botín (¿habrá que empezar a cambiarles el nombre?) aparecen como antesala urbana del edificio. En la ordenación propuesta se ve claramente la intención del diseñador de favorecer la continuidad entre el edificio y los jardines, pero despreciando o imposibilitando la conexión del resto de los muelles con el caserío de la ciudad. Sólo importa el nuevo edificio.


Unos jardines sin alma

Con todo, el diseño propuesto para los jardines no puede ser más simple, gratuito y carente de ambientes propios: un parque muerto. Se limita a prolongar el callejero -¡que no tiene relación alguna con el parque!- creando una absurda cuadrícula, para después cruzarla con sendos pasos diagonales que no van a ninguna parte. Para colmo, como remate de tanto pasillo recto se inscribe una gran elipse que nada tiene que ver ni con la traza de los jardines originales ni con el propio Centro Botín. Todo ello consigue dejar fuera de lugar a los elementos que sobreviven de los antiguos jardines: el monumento a Pereda, el quiosco de la musica, el estanque,...






Pero al dibujar la propuesta sobre el estado actual,se descubre un nuevo atentado contra el paseo costero del Frente Marítimo: el trazado de la rampa este se desvía del trazado actual hacia el mar estrechando agresivamente el actual paseo del muelle que perdería más  de la mitad de su anchura frente a la Machina.


La bocana de la rampa este en la maqueta de Piano: obsérvese el estrechamiento del paseo del muelle.
En la foto de la maquea el resultado del conjunto no puede ser menos atractivo: el apelotonamiento que se produce por la acumulación de arbolado, la zanja de la rampa del túnel y el taponamiento del espacio y las vistas derivado de la mole del edificio es un gran desastre urbano.


El estrangulamiento del paseo del muelle

Uno de los aspectos que se esconde tras la falta de referencias al estado actual es que aparte de soterrar la vía de tráfico se altera íntegramente su trazado. Esto, que es evidente en el arranque de la rampa oeste (Alfonso XIII), no lo es tanto en el de la este (Grua de Piedra). Y es que en este extremo se produce un hecho inquietante: el trazado de la rampa está girado hacia el sur de tal forma que el paseo peatonal del muelle queda estrangulado hasta menos de la mitad de su anchura actual a la altura de la Grúa.

Así quedaría el amplio paseo actual a causa de la rampa del túnel. El paseo enfocaría y acabaría en el Centro Botín ¡Todo a mayor gloria de un edificio privado! (ver foto de estado actual en "Desde el este de la Grúa").

Planta del exterior del edificio con el estrangulamiento del paseo del muelle
Aquí se produce además otro efecto negativo y peligroso: la rampa de subida acaba casi en la rotonda por lo que sistemáticamente habrá una cola de vehículos esperando en la rampa cuesta arriba, arrancando en 1ª marcha , volviendo a arrancar, etc., con el consiguiente incremento del ruido y la contaminación.


La interrupción definitiva del paseo del muelle

Otro pésimo efecto de la propuesta de la Fundación Botín es la negación de la continuidad del espacio abierto del muelle hacia el fondo de la Bahía (en el centro de la foto): no saben cómo continuar o no les importa lo que pase en el Frente Marítimo más allá de su edificio.



El problema de la sombra del edificio sobre los Jardines

Más allá de los problemas de la planta baja -que naturalmente estará siempre en sombra), un edificio de una altura tan considerable (equivalente a una casa de 7 pisos) arroja una sombra importante sobre el entorno situado al norte de él. En el caso del muelle de Albareda, ésta es precisamente la zona situada entre los Jardines de Pereda y el edificio, la zona que pretende ser el acceso peatonal al Centro de Arte.

Se da así la paradoja de que el mar estaría siempre soleado pero los alrededores del edificio se encontrarían siempre parcialmente en sombra. En Santander, dada su climatología, lo ideal sería exactamente lo contrario. Es la característica que tiene el muelle de Albareda precisamente por estar abierto al sur, otra circunstancia que desaconsejaría claramente que se edifique en el muelle.


Soslticio de invierno a mediodía solar (14:00 h local).

En diciembre, a las 2 de la tarde el sol está en su cénit. Este es el momento de mínima sombra. Con todo, la sombra se alarga hasta unos 60 m al norte del edificio y ocupa una superficie aproximada de 2.800 m2, a los que hay que sumar la propia planta baja del edificio: en total, un mínimo de unos 5.300 m2 constantemente en sombra (¡más de media hectárea, un 10% del total de la zona!). 

Soslticio de invierno (21 diciembre) a las 10 h de la mañana (12:00 h local).
Pero ese es el mejor momento del día: dos horas antes o después la superficie en sombra se triplica. Y esta situación se mantiene -con escasa variación- durante los casi tres meses que van desde mediados de noviembre hasta principios de febrero.

La falta de soleamiento hará inhóspita todo el entorno peatonal próximo al edificio durante los 4 meses centrales del invierno (de noviembre a febrero). Esta situación se irá corrigiendo según avance el año, hasta hacerse mínima en los meses de verano (de mayo a agosto).

Mediodía solar durante los equinocios (21 septiembre y marzo).

El tipo de espacio que Santander necesita: un jardín junto al mar

Propuesta municipal para el muelle de Albareda en 2007.
Un lector de nuestro primer blog nos remitió el documento del Ayutamiento de Santander titulado "Plan de Movilidad Sostenible 2007-2013". En él se encuentra esta imagen de lo que debería ser el muelle de Albareda: un hemoso jardín mirador sobre la bahía, flanqueado por el amplio paseo peatonal que debe recorrer todo el frente marítimo. Esta es la solución que ha defendido el mismísimo Ayuntamiento de Santander. Los mismos que hace 4 años propusieron este espacio libre público pretenden ahora cargárselo.


Independientemente del diseño concreto del nuevo parque, la propuesta de construir aquí un sencillo espacio libre es la más lógica, evidente, barata y adecuada para nuestra ciudad. Es un antiguo anhelo de los santanderinos que ahora asistimos estupefactos ante la pretensión de una entidad privada no sólo de adueñarse de este dominio público sino -lo que es mucho peor aún- de construir un enorme edificio que destruiría el carácter y el paisaje de nuestro esplendido frente marítimo.