A. PROBLEMAS QUE GENERA EL EDIFICIO

El 2º Centro Botín presenta aspectos indeseables y/o peligrosos para el uso del espacio púbico inmediato

Un edificio generador de problemas

En el primer blog sobre el Centro Botín (véase Santander en peligro) nos centramos exclusivamente en los problemas que se derivaban exclusivamente de la posición y tamaño del 1er Centro Botín a fin de no desviar la atención de esa cuestión que es la más importante. Pero no nos podemos quedar ahí. No sólo hay que analizar los problemas que acarrea la posición del pretendido Centro de Arte en pleno cantil del muelle de Albareda. Si por un momento se dejan de lado los insalvables aspectos paisajísiticos que este edificio conlleva, hay que advertir sobre los graves problemas que se derivarían del diseño arquitectónico presentado.

Hablemos pues de arquitectura.

La Fundación Botín ha montado una exposición donde este diseño de edifcio se presenta como una panacea arquitectónica, obviando los graves problemas que acarrearía a su entorno inmediato. No dudamos de la maestría demostrada del Sr. Piano en el diseño y ejecución de salas de exposiciones y museos, por eso no trataremos aquí de los aspectos estéticos o funcionales de la concepción formal del edificio y de los espacios interiores. Pero mucho nos tememos que, si se edifica lo que nos ha presentado en Santander, nos encontraremos ante un cúmulo de problemas derivados precisamente de la falta de adecuación del edificio a su entorno.


Una planta baja lóbrega y opresiva

En la perspectiva adjunta puede observarse cómo sería el espacio que queda bajo el lomo del edificio: un lugar lóbrego, opresivo, sombrío, barrido constantemente por la brisa y el viento, y con vistas muy restringidas.

Este es el tipo de espacio público que el Centro Botín ofrece.


La altura libre mínima prevista en planta baja es de tan sólo 3,00 m, algo absolutamente desproporcionado para una superficie cubierta tan grande. El hecho de que el edificio sobrevuele tanto sobre el mar impediría que incluso desde el cantil del muelle se pudiera ver el cielo.

El resultado no puede ser peor desde el punto de vista urbano. No puede admitirse como público un lugar con tan malas características como lugar de estancia.

Una planta baja llena de tropezones


Pero la planta baja no es un lugar diáfano: está trufada por los pilares de la estructura, dos escaleras exentas y dos volúmenes edificados.
 
Un lugar destinado al vandalismo si no se vigila de continuo.












Efectos aerodinámicos peligrosos

No deben subestimarse las consecuencias aerodinámicas de la ejecución de un edificio como el 2º Centro Botín. Estos efectos tienen una causa bien simple y conocida: el viento, al tropezar con el edificio, se ve obligado a circunvalarlo, acelerándose sustancialmente en su proximidad, ya que el aire que circula junto a la envolvente del edificio tiene que recorrer una longitud mayor (y en el mismo tiempo) que el que circula sin tropezar con él: eso sólo puede hacerlo acelerándose.

Todo edificio exento está sometido a este tipo de acción del viento. Pero el diseño concreto del 2º Centro Botín presenta unas caracterísicas propias que ocasionarían unos efectos particularmente perversos en su entorno inmediato. Los hay de tres tipos:

a)  Viento bajo el edificio
Alzado lateral del edificio: esquema del paso del aire forzado.
Efectos del viento al atravesar la planta baja.


Si convenimos que la mitad inferior del viento que choca contra el edificio debe pasar bajo él, esto representaría que una franja de unos 15,00 m de altura debería pasar por un espacio de 3,00 m de altura libre, por lo que la velocidad del viento aumentaría 5 veces (!!!). Por tanto, ¡una suave brisa de 20 km/h se convertiría en viento de 100 km/h bajo el edificio!. No obstante, hay quye advertir que esto sólo es una simple aproximación para atisbar el orden de magnitud de un problema tan complejo que sólo puede resolverse mediante el uso de túneles de viento.

La gravedad de este caso es que un viento de tal magnitud, encañonado en un espacio de sólo 3,00 m de altura empujaría con brutalidad a las personas y objetos que allá pudieran encontrarse, pues su proporción de altura es muy grande en relación a los 3,00 m. Es decir, el viento no podrá sortearlos y los empujará con violencia. Este lugar se convertirá así en un lugar de peligro, al menos, los días de viento sur.

Pero, además, todo lo anterior se agrava sustancialmente porque la planta baja no está vacía: está parcialmente ocupada por sendos volúmenes que obligarán al viento a concentrarse con más violencia aún entre ellos y por su contorno.

Este efecto de concentración del viento es muy fácil de comprobar para cualquier paseante: basta colocarse bajo el arco del Banco de Santander. Allá siempre sopla brisa incluso en momentos de calma chicha. Pero, a diferencia del 2º Centro Botín, la altura del arco es tan grande (unos 15 m) que el viento puede pasar sin necesidad de llevarse por delante a las personas situadas a ras de calle.

Efectos del viento en plantas superiores.
 b)  Viento entre los dos volúmenes del edificio

Lo mismo que pasa en sentido vertical pasará en el horizonal. Así, por su forma, los dos volúmenes del edificio concentrarán el viento entre ellos, provocando un viento mucho más fuerte (del orden del doble o triple). 

c)  Remolinos a sotavento

Como colofón del paso del aire, a sotavento se producirán fuertes remolinos con succión, donde el régimen turbulento del viento tendrá efectos insospechados que se sumarán a los anteriores.












¿Y qué pasará los días de viento sur en la Bahía?

El viento del sur puede alcanzar rachas huracanadas (en el incendio de 1941 llegó a los 140 km/h), y es muy habitual que llegue a velocidades superiores a los 80 km/h.

Con estos datos, se puede hablar de huracán bajo el 2º Centro Botín cada día que haga sur en Santander. Un huracán que con sus efectos de succión (efecto Venturi) podría arrancar la piel del edificio si no tienen en cuenta estas solicitaciones en su cálculo.













El problema de la sombra arrojada

Más allá de los problemas de la planta baja -que naturalmente estará siempre en sombra), un edificio de una altura tan considerable (equivalente a una casa de 7 pisos) arroja una sombra importante sobre el entorno situado al norte de él. En el caso del muelle de Albareda, ésta es precisamente la zona situada entre los Jardines de Pereda y el edificio, la zona que pretende ser el acceso peatonal al Centro de Arte.

Se da así la paradoja de que el mar estaría siempre soleado pero los alrededores del edificio se encontrarían siempre parcialmente en sombra. En Santander, dada su climatología, lo ideal sería exactamente lo contrario. Es la característica que tiene el muelle de Albareda precisamente por estar abierto al sur, otra circunstancia que desaconsejaría claramente que se edifique en el muelle.

Soslticio de invierno a mediodía solar (14:00 h).

En diciembre, a las 2 de la tarde el sol está en su cénit. Este es el momento de mínima sombra. Con todo, la sombra se alarga hasta los 60 m desde el edificio y ocupa una superficie aproximada de 2.800 m2 a los que hay que sumar la propia planta baja del edificio: en total, un mínimo de unos 5.300 m2 constantemente en sombra (¡más de media hectárea, un 10% del total de la zona!). 

Soslticio de invierno (21 diciembre) a las 10 h de la mañana (12:00 h locales).
Pero ese es el mejor momento del día: dos horas antes o después la superficie en sombra se triplica. Y esta situación se mantiene -con escasa variación- durante los casi tres meses que van desde mediados de noviembre hasta principios de febrero.



Mediodía solar durante los equinocios (21 septiembre y marzo).

La invasión del mar

Aparte de constituir una ofensa visual, la ocupación del vuelo de la lámina de agua del mar por el edificio constituye una merma para el uso del puerto y la propia navegación por la Bahía, incluso para embarcaciones de pequeño porte, ya que los mástiles de muchas de ellas podrían chocar contra el edificio.

Detalle de la invasión del mar sobre la ortofoto.
Por tanto, este vuelo sobre el mar obligará a delimitar una zona de exclusión a la navegación que deberá ser balizada suficientemente: en definitiva, una mancha en la Bahía.

La cercanía de los muelles de mayor calado del puerto comercial (ferry y cuceros) implica que constantemente los grandes buques pasarán y evolucionarán cerca; algún día, tal vez demasiado cerca.


Una estructura que no aguanta

Una prueba de que la propuesta presentada en diciembre de 2011 es un mero anteproyecto se encuentra en la ausencia de representación de una estructura portante creíble. Porque, tal como se ha representado, este edificio simplemente se vendría abajo. El insuficiente número y sección de los pilares, y la ausencia de rigidización cuestionan su estabilidad y resistencia vertical.

Más aún,  en el caso de las dos pasarelas-mirador, la insuficiencia del canto (espesor vertical) de la placa es palmaria. Pero aún es más llamativa la ausencia de soportes para evitar el colapso vertical. Tal como las han dibujado no resistirían ni su propio peso.
La ausencia de estructura tiene su importancia porque en un edificio de ese tipo, con tan grandes voladizos en todas las fachadas, la concentración de cargas y esfuerzos exige una estructura de sustentación de dimensiones muy importantes, tanto que influyen decisivamente en la forma y dimensiones del edificio. Por ello creemos que, una vez introducida la estructura, el edificio cambiaría significativamente.


Otros aspectos

Los absurdos "trampolines"


Una iluminación cenital natural alicorta

La ilumunación cenital sólo sirve para la última planta




AVISO: nos esperan futuras variantes de esta propuesta

Sobre la inmadurez de las dos variantes de la propuesta de Renzo Piano

Todo lo que hasta aquí hemos apuntado en esta página del blog es sólo una muestra de la improvisación y falta de madurez de la propuesta que la Fundación Botín ha presentado con bombo y platillo el 20 de diciembre de 2011.

Puestas las dos variantes una junto a la otra, queda patente el carácter netamente embrionario y esquemático de la primera. Esto no obstó para que la Fundación Botín y el propio arquitecto autor, con una asombrosa falta de respeto a los santanderinos, lo presentaran como el no va más, como si fuera el proyecto definitivo cuando sabían que sólo era un esquema.

Sobre la 1ª variante

En el caso de la primera propuesta, presentada el 16 de septiembre, la inmadurez y la improvisación eran muy evidentes. Quizá por este motivo no dieron suficiente difusión a los escasos documentos de proyecto que se mostraron y, a los pocos días, los retiraron de internet. Ello no fue obstáculo para que la prensa afín a la Fundación Botín hablara maravillasde lo que no era sino un esquema de edificio que, como se demuestra en este blog, presentaba muchos más problemas aún que la 2ª variante que aquí se analiza.